Recursos humanos: cuáles son los desafíos para 2021

Hacer una actividad que nos guste es el primer paso para sentirnos cómodos en un espacio de trabajo pero también para poder compartir y conectar con los demás.
El trabajo es una parte importante de nuestras vidas. Base del reconocimiento y la autorrealización también es, para muchos, el lugar en donde uno está la mayor parte del día. En las últimas décadas ha crecido la atención hacia la forma en que nos sentimos cuando trabajamos, y especialmente a los vínculos que forjamos en nuestros espacios laborales. Sin embargo, aún hay mucho que hacer.

Según los datos que relevó la firma global de people analytics y consultoría Great Place to Work, el 96% de los empleados de las empresas que rankean como los mejores lugares en el mundo para trabajar, considera que la compañía donde trabaja es un excelente lugar debido a que se siente conectado con el propósito de la misma. A la vez, el 88% de los y las empleadas contestó que “siente orgullo por decirle a los demás donde trabaja”.

Hacer una actividad que nos guste es el primer paso para sentirnos cómodos en un espacio de trabajo pero también para poder compartir y conectar con los demás. A veces, a quienes nos toca liderar equipos, ya sea en grandes empresas o en pequeños emprendimientos, nos resulta difícil detenernos a pensar en detalles. ¿Tengo un equipo unido? ¿Estoy en sintonía con mi equipo? En tiempos de pandemia y distanciamiento social, liderar fue un gran desafío. No solamente por la sensación de pérdida de control, sino porque, naturalmente, hay situaciones que sólo se perciben con los ojos, y no a través de la pantalla.

Adaptarse, entender

Sin embargo, la tecnología llegó para quedarse. Sin ir más lejos, ahora que hay una norma que legisla el teletrabajo en Argentina, en los próximos años aumentará esta modalidad virtual, que ya venía imponiéndose con fuerza en las empresas más innovadoras. Entonces, lo mejor es no quedarse atrás.

Si el primer paso para un buen ambiente laboral es estar a gusto con el trabajo, el segundo es poder delegar y confiar en el equipo. Los buenos resultados, como la felicidad, son mejores cuando se comparten. Y los fracasos, a su vez, duelen menos.

En cuanto a los tiempos de trabajo, es fundamental comunicarse: la flexibilidad ya no es una posibilidad sino una realidad que se impuso, sin embargo, el monitoreo no deja de ser importante. Por eso, quienes trabajan en la gestión de los equipos de trabajos y en los departamentos de recursos humanos tienen que hacer foco en el diálogo, el entendimiento y en construir, a través del tiempo, una confianza suficiente para que el control de los horarios no signifique una presión o una sensación abrumadora, sino simplemente una garantía del orden y la productividad de la empresa. Nunca hay que olvidar que además de ser parte de un equipo de trabajo, todos somos personas con emociones y sentimientos que atraviesan la rutina laboral.

Entonces, si tuviera que pensar algunos de los desafíos para el año que se avecina, con la incertidumbre que nos dejó el 2020 pero también los aprendizajes que incorporamos, podría resumirlos en tres pilares fundamentales: confianza, atención en el equipo y, como respuesta a una ansiedad globalizada, un poco de paciencia. Cada lugar de trabajo, cada oficina, cada pequeño equipo, es un mundo distinto. Y en ese “capital humano” estamos todos, cada persona con sus particularidades. En este sentido hay un desafío que es permanente, y se trata de entender que toda empresa está hecha de su gente y que esto se reflejará en cada detalle, en cada etapa productiva.

*Por Lucas Mailland, es especialista en recursos humanos, emprendedor y fundador de Fichap, start-up argentina de gestión de equipos de trabajo

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