Nobel de Economía 2021: qué son los experimentos naturales, la revolución que está detrás del premio de este año

Nobel de Economía 2021: qué son los experimentos naturales, la revolución que está detrás del premio de este año

El premio del Banco de Suecia cayó en manos de tres académicos que tienen en común haber protagonizado un cambio metodológico en la forma en que se investiga economía
Los economistas David Card, Joshua Angrist y Guido Imbens ganaron el lunes el premio Nobel de Economía 2021 por ser pioneros en el uso de “experimentos naturales” para comprender los efectos causales de la política económica y otros fenómenos. El desarrollo de la metodología y su aplicación empírica para alcanzar conclusiones sobre el mundo real son el punto en común entre los distintos académicos elegidos para el Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas de este año.

A lo largo de su carrera, Card se destacó por sus investigaciones sobre el campo laboral como análisis sobre el efecto del salario mínimo, la inmigración y otros factores sobre el mercado de trabajo. Angrist e Imbens, junto con otros investigadores como el fallecido Alan Krueger, Jörn-Steffen Pischke, Stacy Dale y otros se enfocaron sobre cuestiones como el impacto de la educación obligatoria en los ingresos o el efecto de ingresar a una universidad de elite en el éxito profesional.

Las conclusiones de sus investigaciones desafiaron, en ocasiones, nociones teóricas consideradas como casi indudables: por caso, el salario mínimo no aumentó el desempleo, la inmigración tuvo efectos positivos sobre los ingresos de los residentes de un país, la educación obligatoria si afectó positivamente los ingresos y el ingreso a universidades de elite definió el nivel de ingreso de las personas pero sólo si provenían de familias poco pudientes o formaban parte de minorías. Conclusiones muchas veces difíciles de tragar según donde se ubique en el espectro ideológico quien las lea.

Pero más allá de todas esas conclusiones puntuales, que pueden entusiasmar más o menos, el premio Nobel de economía no parece estar orientado a los resultados sino a los métodos.

Los tres economistas premiados y varios de los mencionados más arriba protagonizan desde hace más de una década una avanzada metodológica que cuestionó la forma en que se investiga en Economía. Si es habitual que los análisis económicos se basen en montañas de datos en busca de correlaciones que les permitan sostener teorías, sólo para aclarar de inmediato que una correlación no es una causalidad y, luego, arriesgar conclusiones, lo que tienen en común los estudios de los tres galardonados en 2021 es que aseguran que es posible determinar causalidades.

En la última década, la bautizada “revolución de la credibilidad” se enfocó en desarrollar herramientas que permitan hacer afirmaciones de causalidad creíbles. Y la caja de herramientas en cuestión se enfoca sobre la posibilidad de analizar experimentos naturales.
“Los experimentos naturales están en todas partes”, dijo Eva Mörk, miembro del Comité del Premio Alfred Nobel en Ciencias Económicas, en una conferencia de prensa sobre el impacto que el método ha tenido en todas las ciencias sociales.

La economía, es lógico, no tiene forma de experimentar en un laboratorio. A diferencia de otras ciencias, se enfrenta a objetos de estudio que están ocurriendo a medida que se los observa y que, por más variables que se analicen, están influidas por infinidad de factores que muchas veces pueden ser pasadas por alto. No es que los métodos tradicionales no hayan tomado cuenta de estos inconvenientes, por ejemplo utilizan variables de control para aislar el impacto de aquellas que están estudiando.

Pero el enfoque de la revolución de la credibilidad entusiasmó por las herramientas que ponía a disposición. Porque si bien no se puede conducir experimentos, la “naturaleza” muchas veces ofrece experimentos que permiten llegar a causalidades.

Por ejemplo, cuando Angrist quiso estudiar si ser reclutado a la fuerza para pelear en la Guerra de Vietnam afectaba el futuro económico de los americanos podría haber propuesto -en principio- designar ciudadanos para servir en Asia y liberar a otros, un grupo de control, de la misma obligación. Algo para nada realista ni, mucho menos, ético.

Pero el método de selección que usaban las fuerzas armadas americanas, la lotería del draft, ya hacía ese trabajo por él. Quienes sacaban un número bajo en la lotería eran, de alguna manera, los sujetos bajo estudio. Y, quienes de forma tan azarosa como los primeros sacaban un número alto y se ahorraban tener que enlistarse eran, de la misma manera, el grupo de control. Así, se puso a trabajar en un método para poder estudiar ese experimento accidental (spoiler: si, servir en Vietnam afectó negativamente los ingresos durante el resto de la vida; un hombre blanco que sirvió en la guerra ganó 15% en su vida que otro que no lo hizo).

El experimento natural, tal como se lo ha utilizado, es útil más que nada para la microeconomía. En el caso de políticas macro, donde infinidad de variables juegan su parte para un equilibrio general, la teoría tradicional conserva su poderío y también su utilidad. Pero, para el tipo de investigaciones micro la revolución de la credibilidad significó un paso adelante en materia metodológica que hoy se lleva el Nobel de economía.

Fuente de la Nota: Infobae

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