Desde la conexión hasta el trabajo remoto, las claves para liderar las organizaciones en tiempos de coronavirus

El nuevo patógeno cambió la agenda de todos, llegó sin pedir permiso y se instaló hasta nuevo aviso. Y el ambiente laboral se vio revolucionado. Cómo deben reaccionar los líderes.

Si en el mes de diciembre se mencionaba la palabra coronavirus, pocos hubieran sabido responder a qué se refería. Hoy, cada uno de nosotros, en cualquier lugar del mundo, se ha convertido en especialista en la materia.

Claramente estamos ante la presencia de un buen ejemplo de Cisne Negro: es algo totalmente extraño, fuera de cualquier expectativa y produce un impacto tremendo. Así como antes del 11 de Septiembre del 2001 nadie hubiera anticipado la caída de las Torres y ello generó consecuencias enormes a nivel global, el coronavirus recién empezó a comunicarse a fin de diciembre del año pasado con unos pocos casos que crecieron exponencialmente a una velocidad increíble y hoy en todo el planeta se instala como tema de preocupación y acción.

La situación generada por el COVID-19 es un excelente ejemplo para graficar lo que se denomina -por sus siglas en inglés- contexto VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). Tal vez, podríamos decir que estamos ante un VUCA exarcebado y potenciado, ya que la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad han crecido extraordinariamente y la velocidad con la que la problemática se va desplegando es algo que hubiera sido imposible de imaginar.

Cada organización debe tener un plan dispuesto para que sus colaboradores puedan salir adelante en una situación como esta (Shutterstock.com)

Cada organización debe tener un plan dispuesto para que sus colaboradores puedan salir adelante en una situación como esta (Shutterstock.com)

En esta dirección, si hace sólo tres meses hubiéramos consultado por las prioridades de los líderes en las organizaciones independientemente de la locación, el virus difícilmente hubiera sido mencionado, hoy no hay líder que no lo tenga como un tema de prioridad absoluta.

Cambió la agenda, llegó sin pedir permiso y se instaló hasta nuevo aviso. El tema, por lo tanto, es ¿cómo deben reaccionar los líderes? ¿Cuál es la actitud más saludable?

Exceptuando a aquellos que se desempeñan en empresas que venden alcohol en gel o barbijos (y otras pocas que se han beneficiado por esta situación), consideremos que hay una doble preocupación que aqueja a la mayoría de los directivos: por un lado el problema económico global, su impacto en los mercados y las diferentes industrias -para el que numerosos especialistas están generando sus recomendaciones – y por el otro, cómo enfrentar dentro de sus propias empresas esta nueva experiencia.

Veamos algunas líneas posibles de abordaje para el segundo aspecto, el lado humano del COVID-19 en el mundo organizacional:

El primer análisis al respecto, acaba de publicarse en MIT Sloan Management Review, donde los profesores Michael Hudecheck, Charlotta Sirén, Dietmar Grichnik y Joakim Wincent recolectaron las mejores prácticas de las empresas chinas.

Identificaron entre ellas:

• Generar una infraestructura para el trabajo remoto

• Impulsar el trabajo a distancia

• Entrenar a los líderes para el manejo apropiado de la experiencia

• Definir los criterios para asegurarse quiénes son los talentos que sostendrán la continuidad de la operación

• Desarrollar escenario de desastre que incorpore el trabajo a distancia

• Acciones de voluntariado y conexión con la comunidad

Es una excelente oportunidad para que los líderes demuestren sus competencias (Shutterstock)

Es una excelente oportunidad para que los líderes demuestren sus competencias (Shutterstock)

Desde nuestra experiencia, a partir de lo vivido en otras situaciones similares y considerando algunas de los abordajes diferenciales que estamos observando, podemos mencionar que es una excelente oportunidad para que los líderes demuestren las siguientes competencias:

Empatía: ponerse en el lugar de las personas, conectar desde las emociones, brindar contención, acompañar, escuchar, ofrecer espacios para el diálogo, atender a situaciones particulares, acercarse emocionamente a cada uno de los integrantes del equipo. En momentos en los que la palabra “aislamiento” se instala, estar “al lado de cada uno” (presencial o virtualmente) contribuye a minimizar la sensación de soledad. Incluso, para aquellos que deben estar estos días en cuarentena, la tecnología nos brinda la posibilidad de estar muy cerca; una llamada de celular o una videoconferencia puede ser el puente para que todos estemos acompañados

Contención: distinguir miedo de pánico. Si interpretamos que una situación trae peligro, nuestra reacción será la del miedo. Ello nos pone en alerta y tomamos decisiones para evitar o minimizar el peligro; ello es humano y lógico que ocurra. Sin embargo, cuando esa reacción es exagerada, entramos en pánico y nos paralizamos. Y es precisamente éste uno de los aspectos que deben tomar en cuenta los líderes. Tratar de transmitir serenidad, sin minimizar los riesgos pero dándole la dimensión que debe tener. Sin exagerar, sin menospreciar, desarrollando la confianza de cada uno de los integrantes y ser un modelo de confiabilidad.

Agilidad: los tiempos que estamos enfrentando requieren una capacidad de respuesta muy superior a la habitual. Quienes lideran tienen que aplicar la máxima velocidad posible para encontrar soluciones a problemas no planteados previamente y atender, más allá de las necesidades habituales del negocio, las demandas nuevas y cambiantes de sus colaboradores. Deben demostrar la flexibilidad para ir adaptándose permanentemente a los requerimientos mutantes, aprendiendo nuevas habilidades y desaprendiendo otras. La velocidad debe distinguirse, más que nunca, del apresuramiento. Encontrar la aceleración ideal es un factor crítico de éxito.

Visión: podríamos considerar que será transitorio, pero no podemos estimar con precisión por cuánto tiempo será su estadía. Es en estos momentos que sostener una perspectiva, conectar variables y considerar otros factores del mediano plazo colabora a posicionarse de una manera diferente y quitar el foco exclusivamente de lo inmediato. Ver de manera holística el tema y considerar las demás piezas que intervienen es fundamental para no quedarse enfrascado en el cortísimo plazo.

Claridad: en un mundo globalizado, hiper conectado y sobre informado, es importante poder focalilzar en aquellos aspectos que realmente impactan, brindando claridad y simplicidad ante tanta complejidad, caos y confusión. Se espera que aquellos que tienen responsabilidades de conducción puedan tener mayor acceso a información y del mismo modo puedan segmentar aquello que es realmente importante y comunicar apropiadamente. Simplificar lo complejo y hablar con transparencia, precisión, aplomo y moderación para calmar la ansiedad y angustia, impulsando la auténtica colaboración -sea presencial o virtual-.

Sintetizando, en situaciones como la que estamos transitando, todos podemos aprender y demostrar que es el momento para liberar nuestro potencial y actuar con el compromiso y las competencias que los acontecimientos demandan: empatía, contención, agilidad, visión y claridad. Sin lugar a dudas, es una excelente oportunidad para aprovechar y sacar lo mejor de cada uno, siendo auténticos ejemplos de aquello que predicamos durante tanto tiempo. Si así lo hacemos, todos saldremos favorecidos, definitivamente.

Ojalá la ciencia nos ayude a encontrar las soluciones que tanto esperamos y que podamos, muy prontamente, hablar del coronavirus como algo del pasado.

*Por: Alejandro Melamed. Doctor en Ciencias Económicas (UBA), speaker internacional y consultor disruptivo. Autor de varios libros entre ellos Diseña tu cambio (2019) y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro (2017).

Fuente: Infobae

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